La amenaza de una recesión económica en América del Norte ha empezado a inquietar tanto a los mercados como a las políticas gubernamentales de Estados Unidos, Canadá y México. Varios indicadores de la economía, como el incremento de las tasas de interés, la reducción en el consumo y las tensiones comerciales a nivel global, sugieren un posible ralentizamiento de las economías en esta área. Aunque los gobiernos de estas naciones han intentado suavizar el impacto de estas señales, los especialistas coinciden en que los peligros de una recesión son reales y que cada país enfrenta sus propios retos en este escenario.
Estados Unidos: el núcleo del riesgo
La economía estadounidense, reconocida como la más poderosa del mundo y un elemento central para la región, ha evidenciado señales de ralentización recientemente. La Reserva Federal (Fed) ha sostenido una estrategia de incremento intensivo de las tasas de interés con el propósito de controlar la inflación, lo que ha limitado el acceso al crédito y disminuido el gasto de los consumidores.
De acuerdo con el informe más reciente del Departamento de Comercio, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos se redujo al 1.2% en el trimestre más reciente, una cifra que, aunque sigue siendo positiva, indica una disminución del ritmo en relación con trimestres previos. Asimismo, sectores esenciales como el inmobiliario y el manufacturero han registrado disminuciones notables debido al incremento de los costos de financiamiento y a la caída de la demanda.
Según el último informe del Departamento de Comercio, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) estadounidense se desaceleró al 1.2% en el último trimestre, una cifra que, aunque positiva, refleja una pérdida de impulso en comparación con trimestres anteriores. Además, sectores clave como el inmobiliario y el manufacturero han mostrado caídas significativas debido al aumento de los costos de financiamiento y al debilitamiento de la demanda.
“El riesgo de una recesión en Estados Unidos es elevado, y dependerá en gran medida de cómo la Fed gestione sus políticas monetarias en los próximos meses”, señala Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics. La inflación, aunque ha retrocedido desde sus máximos históricos, sigue siendo un desafío, lo que complica los esfuerzos para estimular el crecimiento sin que los precios vuelvan a dispararse.
La economía canadiense, que depende en gran medida de Estados Unidos por la cercana relación comercial entre ambos, también está expuesta a riesgos considerables. Las exportaciones de Canadá, en particular de petróleo, gas y productos manufacturados, podrían sufrir debido a una desaceleración económica en su socio comercial más importante.
Además, el mercado inmobiliario en Canadá, que durante años ha sido un pilar importante para el crecimiento, presenta signos de desaceleración debido al alza de las tasas de interés dictada por el Banco de Canadá. En ciudades principales como Toronto y Vancouver, los precios de las viviendas han empezado a caer, mientras que el endeudamiento de las familias continúa siendo alto.
“La situación económica de Canadá está estrechamente vinculada a la de Estados Unidos. Si la economía estadounidense se retrae, será prácticamente imposible que Canadá eluda una recesión”, asegura Frances Donald, economista de Manulife Investment Management.
México: retos y oportunidades en un escenario incierto
Para México, el panorama es más intricado debido a su dependencia dual: por un lado, de la economía de Estados Unidos y, por otro, de las exportaciones, especialmente en el ámbito manufacturero. Si la demanda estadounidense se reduce, las exportaciones mexicanas podrían verse significativamente afectadas, impactando negativamente el crecimiento económico del país.
No obstante, México también puede aprovechar algunas oportunidades en esta situación. La reubicación de cadenas de suministro (nearshoring), motivada por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, ha empezado a beneficiar a México al posicionarlo como un destino atractivo para la inversión extranjera. Esto podría aliviar en parte los impactos de una recesión en la región.
Sin embargo, México también podría beneficiarse de ciertas oportunidades en este contexto. La relocalización de cadenas de suministro (nearshoring), impulsada por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, ha comenzado a favorecer a México como un destino atractivo para la inversión extranjera. Esto podría mitigar parcialmente los efectos de una recesión en la región.
El Banco de México ha mantenido una política monetaria restrictiva para controlar la inflación, lo que ha contribuido a estabilizar el peso mexicano frente al dólar. No obstante, esta misma política ha limitado el crecimiento del consumo interno, lo que representa un reto adicional para la economía.
Aparte de los factores internos, hay riesgos globales que podrían intensificar los problemas económicos en América del Norte. Entre estos se incluyen:
- Conflictos geopolíticos: La guerra en Ucrania y las tensiones entre Estados Unidos y China continúan influyendo en los precios de las materias primas y en las cadenas de suministro.
- Inestabilidad en los mercados financieros: Las variaciones en los mercados de valores y los riesgos de una crisis bancaria, como las recientes bancarrotas de instituciones financieras en Estados Unidos, incrementan la incertidumbre.
- Cambio climático: Fenómenos climáticos extremos, como huracanes o sequías, podrían afectar sectores fundamentales como la agricultura y la energía en los tres países.
¿Qué acciones pueden tomar los gobiernos?
Los especialistas están de acuerdo en que la cooperación entre los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y México será fundamental para reducir los impactos de una posible recesión. Mediante acuerdos en el contexto del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), estas tres naciones podrían desarrollar estrategias conjuntas para salvaguardar el comercio y promover la inversión en sectores estratégicos.
Además, los gobiernos deben enfocarse en políticas que impulsen el crecimiento interno, tales como la inversión en infraestructura, el fomento a la innovación tecnológica y el fortalecimiento del mercado laboral. En el caso de México, capitalizar el auge del nearshoring será fundamental para sostener un nivel de crecimiento sostenible.
Además, los gobiernos deben priorizar políticas que estimulen el crecimiento interno, como la inversión en infraestructura, la promoción de la innovación tecnológica y el fortalecimiento del mercado laboral. En el caso de México, aprovechar el auge del nearshoring será esencial para mantener un nivel de crecimiento sostenible.
Un futuro incierto pero manejable
Aunque la posibilidad de una recesión en América del Norte no es segura, los riesgos son evidentes y requieren atención inmediata. Los tres países enfrentan desafíos específicos, pero también cuentan con herramientas y oportunidades para evitar una contracción económica severa.
La clave estará en la capacidad de los gobiernos para tomar decisiones estratégicas y coordinarse en un momento en que la incertidumbre global sigue siendo alta. Si logran superar estos retos, América del Norte podría salir fortalecida de esta coyuntura y consolidarse como una región económica más resiliente y competitiva.